Antes de todo, quiero darle las súper
gracias a
David Gómez por hacerme un cambio al blog, porque siempre
lo utilizo para cualquier tontería, porque yo soy una vaga y una
lerda, y claro, como él es bueno y gay
no sé lo que tiene que
ver que sea gay, la verdad pues
siempre me ayuda, a cambio de nada. Que por cierto, me falta poner la
descripción, pero es que estoy de un vago que no he hecho aún ni un
deber, que ya me lo dejo para lo último para hacerlo con angustia,
que eso a mí me encanta, procrastinemos todos.
Querido lectores, estáis en mi cabeza
varias semanas. Vale que he estado a tope con los exámenes, pero
hace tiempo que me han dado vacaciones, y vosotros estabais ahí,
agobiándome, pidiéndome cosas de mi vida y yo ya no aguanto más.
Aquí tenéis, atentos. Vuelve Ana, más caótica que nunca.
(Cojo el móvil y me voy a mis notas:
Timberland, Levis, montaña, cáncer, relato, regalos, notas, pillada
twitter, sanidad privada y agrego, perro)
Que no tengo
cáncer, no tengo que ir
con ninguna bolsita de mierda. Bueno, mi tía me ha comprado una
bolsa de estas de cuero que huele entre camello y mierda, pero que no
es comparable con la bolsa del cáncer de colon. Lo que tenía era
una bacteria por haber comido algo en mal estado, y me dieron
antibiótico y bueno, que ya no la tengo y puedo volver a comer sobre
mis suelas de Vans.
El instituto me ha ido genial, mi
carrera y mi vida en Madrid cada vez está más cerca. No han habido
notas mediocres. Lo que sí que han habido han sido horas de
biblioteca.
Todo comenzó un día en el cual
estaban poniendo parquet en el resto de mi casa, estaban cortando con
un radial en mi oreja. Llamadlo excusa o lo que queráis, pero yo así
no me concentro. Y nada, me fui camino a la biblioteca. Estuve unas 5
horas allí metida, y al salir, me crucé con una antigua profesora
de valenciano, y no se me ocurrió otras cosa que darle dos besos,
que no venían a cuento ya que la conversación había empezado hace
rato. Joder, fueron 5 horas allí metida, al salir, el aire puro aire
puro en Valencia, cuidado me llenó los pulmones y pasó lo que
pasó. Yo no quería. Los demás días fui con una amiga mi amiga
es Vesela, pero yo nunca digo nombres, para que no se les suba a la
cabeza, pero va, Vesela, éste es tu minuto de gloria.
Ahora la echamos de menos, a ella y a su gente, a un tío bueno, el
cual consiguió que tapásemos el cristal de la mesa a base de
mochilas y libretas, la chica del bigote, la cual nos despistó casi
tanto como el tío bueno, salir a la terraza de en medio e insultar a
todo el mundo que pasaba por los lados, cantar y gritar, y después
de una hora así, entrar otra amiga y decir que se nos escuchaba
absolutamente todo. Todas las noches, horas, angustias, sudores, uñas
y lágrimas, han valido la pena. Porque en cierto modo mola, eres tú,
las horas contrarreloj, un desafío, dar todo de ti misma. Realmente
mola, mola cuando ya has pasado por eso. En éste trimestre me he
dado cuenta de que cada vez soy más competitiva, me gusta, me
encanta, pero espero no llegar a alegrarme porque mis amigas
suspendan, que me entre la risa en clase cuando no me superan,
apretar los dientes muy fuerte, odiar.. ah, espera, que es lo que me
pasa.
Y
como todo es trabajar en el instituto, hacemos excursiones. Que esto
es lo que se cree mi profesora de gimnasia, y debería ser, además
de que nos dejamos todo estudiando, nos hacen subir una puta montaña
en condiciones infrahumanas vale, esta generación es muy
maricona, pero que yo tengo problemas del corazón, me encanta decir
esto para dar pena.
Nada,
por el camino, cada vez que veíamos una vaca, una amiga no
diré el nombre y yo gritábamos
eran vacas pintadas, las vacas de las señales de la
carretera, así somos, no, nosotras tampoco nos explicamos nuestras
notas era todo para darle
emoción al viaje. Llegamos allí. Un frío que llevaba yo la nariz
que parecía Rudolf y al sentarme las nalgas heladísimas ahora
es cuando os imagináis mis nalgas heladas.
Subimos un poco y nos enseñaron una mierda de unas cuevas o algo
así, yo es que no atendía nada porque me estaba riendo de las
pintas de todo el mundo, con las zapatillas estas de correr que son
cáncer ¿ya os he dicho que no tengo cáncer?
y botas de montañas que eso ya es una metástasis, por no hablar de
gente que iba en chándal, y con chaquetas que parecían Michelín,
pero es que vale que yo me ponga una chaqueta de esas, pero imagínate
una gorda con una chaqueta que de por sí ya te hace gorda. Aquello
era la locura máxima.
Subimos,
yo ya respirando con delicadeza en plan de que me voy a
morir, en plan tiro todo lo que llevo dentro gritos,
hubieron bajas y todo, sangre, tiroteos.. Bueno, quizás lo estoy
exagerando un poco, pero en serio, para que luego no te suban nada la
nota y ni salgamos en la tele por subir la segunda montañana más
alta de toda Valencia, ni clavar una bandera ni nada, muy pobre todo.
Mis regalos han
sido geniales, mis padres una coctelera, un libro de cócteles y
todos los accesorios para hacer cócteles, el vaso mezclador, el
medidor, picador de hielo y majador. Que os preguntaréis qué hacen
regalándome eso, pero es que vamos a ver, tengo gustos raros, que
cuando digo raros, digo guays, porque los cócteles lo parten, sólo
me gusta el alcohol si es en cóctel. También una camisa vaquera
Levis y un pijama, que odio que me regalen pijamas, que yo por casa
voy hecha una gitana, que nadie me ve. El resto de mi familia,
dinero. Sé que esto os importa una mierda, pero aquí la que escribe
soy yo y no os obligo a leerme después os hago examen por
Whatsapp.
Hablando
de Levis, el otro día me compré unos vaqueros color vino. Mis
primero Levis y mis primeros pantalones de color. Nunca me han
gustado los pantalones de color, hasta que vi ese color a una chica
preciosa en París. Me los compró mi padre porque perdió
una apuesta, que la apuesta era una excusa para comprármelos y que
no pareciese que mi padre me compra todo lo que le pido, así es él.
Total, estreno el pantalón y esa misma mañana me mancho con una
mesa de mierda esto en un colegio privado, no pasa,
por culpa de algún niñato que se entretiene pintándolas. El cabreo
que cogí no fue normal. Los metí en leche y los observé mientras
mis ojos se empapaban, y hasta se me pasó por la cabeza rezar, mi
abuela hubiese estado muy orgullosa. Al final no se nota casi, porque
tampoco era tanto, pero yo soy dramática a tope.
Antes he dicho que
las botas de montaña son una metástasis, pero es que cuando hablo
de botas de montaña, no pienso en las Timberland. No tengo cáncer,
pero sí unas Timberland en las que me ahorré 80€ por un error de
El Corte Inglés. Bajé las escaleras mecánicas haciendo la
croqueta.
Realmente esta
entrada es una súper mierda, pero es lo que tiene cuando pasan dos
meses y no me puedo centrar en absolutamente nada, os pido disculpas.
Joder, parece que sea maja y todo. Si mañana muero, quiero que me
recordéis como en mis anteriores entradas, la Ana borde y antipática
de siempre. Bueno, sigamos.
El otro día
mihermanohijodeputaCarlos y yo, nos negamos a contratar un seguro
privado. Mi madre y mi padre desde hace años que lo tienen, pero
querían uno para nosotros, ya cansados de esperar tanto en la
sanidad pública y de gastarse en mí tanto dinero por el casi
cáncer, decidió pasarnos a la sanidad privada. Obviamente yo
sabía que mi hermanohijodeputaCarlos se iba a negar. No vamos a ir a
manifestaciones luchando por una sanidad pública mejor e ir a la
sanidad privada, que es lo que quieren. Hacía tiempo que no me
sentía así de orgullosa. Ah, mihermanohijodeputaBorja la aceptó,
el que es facha, es facha.
Ahora que estamos
hablando de Twitter, mi madre entró el otro día con cara de
circunstancia a mi habitación, y me dijo: “Ana, tu padre y yo
estamos muy disgustados contigo yo pensé que me habían pillado
el historial, hemos buscado tu apellido en internet y nos sale tu
twitter. Las palabras que allí empleas no nos cuadra nada con tu
persona, hemos leído cosas como puta, joder, o que follen a la
gorda”. Yo no supe decir nada, lo único que hice fue decir
palabras sin terminarlas y frotarme la cara. Mi madre se salió y
pasamos todo el día sin hablar. Todo esto de que tenga un nombre de
mierda ahora en Twitter, pero que por mucho que pusieses mi apellido
en Google, no te salía mi cuenta, no tengo ni idea de cómo la
descubrirían. Antes de arreglar las cosas con mi madre, porque
desgraciadamente, es muy difícil pelearse con una madre, la quieres
de tal manera siempre necesitarás que te planche o que te lave
algo, le envié un SMS muy poco agradable es que soy muy de
notas y derivados, como cuando el otro día tenía que leerme el Lazarillo de
Tormes y mi hermano me lo bajó en el Ebook, en la nota le puse desde
que a lo mejor tenía cáncer hasta que lo que sí que sabemos seguro
es que tiene calvicie, y todo para decirle que ya no lo quería y
que todos me decían que iba a llorar con él, es que no, me cabreé
muchísimo, y entiendo que se sorprendiesen, porque en mi casa en la
vida nos han dejado decir insultos, ni joder, ni nada, pero lo
importante es saber cuándo no hay que decirlos.
Vuelvo a pedir
perdón, pero bordemente, porque estoy escribiendo con prisas, porque
no paro en casa y hoy, justo, me ha llamado mi madre, diciendo que
fuésemos todos a casa, que mi padre le había hecho una sorpresa.
Odio las sorpresa, me gusta tener todo bajo control, más o menos
saber cómo reaccionar y tal. Total, yo con angustia y todo. Se me ha
pasado por la cabeza desde que le había tocado la primitiva, hasta
un coche y pasando por Sabina y Serrat que me los imaginaba tomando
café en mi casa. Hemos llegado y estaban todos en mi habitación,
encima de mi cama estaba lo que siempre he deseado, un puto perro. Es
un Lulu Pomerania y es macho, de lo más bonito del mundo mundial.
Aún sigo en shock, cuando me despierte, ya me lo comeré y le diré
cosas como, “te estampaba contra la pared”, “es que te cogía
la cabeza y te la arrancaba”, así es como yo demuestro mi cariño,
por eso nunca lo hago, por vosotros. Tiene tres meses y donde lo han
comprado lo llamaban Copo, pero Copo es el horror, muy vulgar. Yo
quiero Dakota, y lo voy a llamar Dakota, y si no es Dakota, Sonri o
Conde, pero Copo, me niego.
Y de lo que más
orgullosa estoy de esta mierda entrada, es éste relato. La
profesora de inglés nos dijo que escribiésemos una historia, y
claro, cuando no me pones limitaciones ni normas ni nada, me suelto y
disfruto. Le gustó tanto que no se creía que había sido yo, una
gran poeta, me dijo que era, tantas veces me preguntó que si era
mío, que acabé por ofenderme, pero si os digo la verdad, no me pega
nada escribir cosas tan bonitas. Me hizo pasárselo a limpio para
quedárselo. Pero yo no busca la aceptación de ella, yo buscaba la
aceptación de otra persona, de la persona a la que va dirigida el
relato. Y la tuve, y eso me encanta.
" Heridas de un Diciembre
5 de Diciembre.
Calles iluminadas por las luces de navidad, la única luz que quedaba
en su vida, la que se estaba apagando. Ya sólo le quedaba aquello,
lo artificial.
Habitación 517, paredes blancas, sábanas frías
y un ruido monótono que marcaba la vida pausada de Ana. Una
ventana lloraba y Lucía llovía. Una triste cortinilla color
angustia separaba una vida de otra, o mejor dicho, una muerte de
otra.
Dos vidas paralelas que tendieron a unirse, como
dos gotas en una ventana que caían, seguían su camino y, al final,
antes de desvanecerse, se unían y morían juntas. Idéntico
comienzo, distinto final.
Rezumaba sobre Lucía un sentimiento de dolor, de
dolor puro, dolor que le oprimía el pecho y le asfixiaba. Quedó el
sabor de las malas palabras, del orgullo y de la inmadurez.
El ruido monótono dejó de ser ruido para no
volver a sonar nunca más. Lo único que le quedó a Lucía, fue
llover y una luz artificial.
La tormenta despertó a Lucía, que se hallaba en
el sofá. Una sensación extraña la invadió, una tristeza sin
motivos. Lucía miró a través de la ventana, llovía. “...Antes
de desvanecerse, se unían y morían juntas”. Fue hacia la cama
donde estaba Ana, y le susurró:
-Ven, ¿ves esas dos gotas de la ventana?
Paredes cálidas, color ilusión, sábanas
calientes.. Lucía, Ana."
Vuelvo a
menospreciar la entrada y a sentirlo, desde el más absoluto asco,
pero espero que el relato os permita perdonarme. Yo he podido.
Tu puta madre, guapa